martes, 1 de noviembre de 2011

LIDERAZGO EN LA PROPIA VIDA

Es muy difícil separar totalmente la vida profesional de la vida personal.

No suele ocurrir que una persona sea un líder en su trabajo y en cambio se comporte de manera conformista, sin empuje, en su vida privada.

El líder suele actuar con el mismo nivel de auto exigencia, de búsqueda de la excelencia y de comportamiento ético en todos sus ámbitos de actuación (profesional, familiar, personal, etc.).

Los mismos principios de actuación que aplica en el trabajo (honestidad, dedicación, innovación, decisión, preocupación por las personas, comprensión, etc.), aplicará en su vida ordinaria.

El líder debe ser una persona coherente, capaz de mantenerse fiel a sus principios y de no renunciar a ellos en pro de su carrera profesional.

El líder tiene que ser capaz de defender sus principios aunque esto le pueda suponer graves contratiempos profesionales.

El liderazgo, el ser capaz de defender apasionadamente unos ideales, exige una gran solidez en las propias convicciones, que sólo es posible cuando éstas se asientan en principios inquebrantables. Además, es fundamental que el líder mantenga una vida equilibrada, dedicando tiempo no sólo a su vida profesional, sino también a su vida personal y familiar.

El liderazgo conlleva tal nivel de responsabilidad y de presión, requiere tanta ilusión y optimismo, demanda tanta persistencia y dedicación, exige tanta capacidad para convencer, animar, motivar, etc., que tan sólo una persona con una vida equilibrada será capaz de dar lo mejor de sí misma y estar a la altura a de las circunstancias. Para que una persona pueda desarrollarse en todos sus ámbitos y no dejar que el profesional lo termine absorbiendo todo es fundamental aprovechar el tiempo al máximo. Hay que sacarle tiempo al tiempo (el tiempo es un bien escaso que hay que optimizar).

El tiempo pasa rápido y cada día cuenta: un día que no se aproveche es un día perdido. El líder no se puede permitir el lujo de perder el tiempo. Vivir intensamente, aprovechando el tiempo al máximo, no implica vivir aceleradamente.

El liderazgo hay que ejercerlo a lo largo de toda la vida, es una carrera a largo plazo, por lo que exige dosificar las fuerzas y no quemarse en un "sprint" alocado. El vivir intensamente permite atender todas las facetas humanas (personal, familiar, social y profesional) y no dejar ninguna de ellas desatendidas.

Aprovechar el tiempo exige planificación:

El líder tiene mil asuntos que atender y tan sólo una buena organización le va a permitir poder desenvolverse con soltura y dedicar el tiempo a lo realmente importante y no perderlo con temas menores.

Si no lo hace así, el día a día le terminará absorbiendo, impidiéndole ocuparse de aspectos más estratégicos, perdiendo poco a poco la perspectiva del largo plazo.
El líder tiene que saber priorizar: distinguir qué es lo realmente importante, aquello que demanda su atención, y qué no lo es. Acto seguido, el líder tiene que saber delegar: es imposible abarcarlo todo.

El líder se centrará en lo esencial y delegará en su equipo otras obligaciones. Resulta muy útil fijar al comienzo de la semana (domingo por la noche o lunes a primera hora) la agenda de los próximos días: Señalar aquellas actuaciones que uno debe realizar, fijar los objetivos que se quieren conseguir a lo largo de la semana. La única forma de evitar que los proyectos se vayan posponiendo y nunca se terminen de abordar. Por ejemplo: si el líder busca mejorar su conocimiento de inglés se puede fijar como meta semanal dar dos horas de clase (empezando esa misma semana, ¿por qué aplazarlo?), fijando en su agenda día y hora, obligación que respetará escrupulosamente.

Si el líder quiere mejorar la comunicación con su equipo, fijará, por ejemplo, una reunión semanal (a tal día y a tal hora) que será de obligado cumplimiento. Al final de la semana evaluará en que medida ha cumplido los objetivos propuestos y en que medida estos le permiten avanzar hacia su meta final. Aquellos objetivos semanales que no hubiera cumplido tratará de hacerlo en la semana siguiente, realizando un esfuerzo adicional con vista a mantener el calendario previsto.

En la planificación de la semana hay que buscar también tiempo para la lectura, para el deporte, para el ocio y, muy especialmente, para la familia. De hecho, el líder debe autolimitarse el tiempo que dedica al trabajo. No resulta lógico, ni por supuesto recomendable, estar todos los días en la oficina de 9 de la mañana a 10 de la noche. Si el líder se autoimpone finalizar todos los días a las 7,30 de la tarde (salvo en ocasiones excepcionales), organizará su jornada y se imprimirá un ritmo de trabajo con vista a cumplir dicho horario. Muchos directivos presumen de estar todo el día en la oficina. Probablemente estén perdiendo el tiempo, además de estar desatendiendo a su familia, a sus amigos y a sus propias inquietudes personales.

martes, 25 de octubre de 2011

EL GRAN RETO

EL GRAN RETO

El liderazgo es como la belleza: difícil de definir pero fácil de apreciar”. Es fácil identificar cuando una empresa está bien dirigida, pues a través de sus resultados y de la actitud de su gente podemos apreciar la calidad de quien la dirige. Para lograr integrar un buen estilo de liderazgo es necesario primero señalar que la autoexpresión libre y total es la esencia misma del líder, partiendo del principio que dice: “El líder es apenas la mitad de sí mismo; la otra mitad es su expresión”.

Así, sabe lo que quiere y por qué lo quiere, y sabe comunicarlo a otros con el fin de lograr su cooperación y apoyo; además, sabe cómo lograr sus objetivos. Su secreto consiste en comprender, en aprender de la vida y de su propia experiencia.

Para poder convertirse en un líder, hay que pasar por un proceso muy similar al de convertirse en un ser humano bien integrado: su carrera profesional es su propia vida. El líder de Excelencia, a diferencia de otro tipo de líderes y de seres ordinarios y mediocres, es una persona que ha aprovechado mejor cada una de sus experiencias y se encuentra convencido de que el líder se hace por sí mismo más que por medios externos. Encargarse del propio aprendizaje es hacerse uno mismo responsable de su propia vida, lo cual es un requisito indispensable para llegar a ser una persona bien integrada; el ideal o el impedimento están en nosotros mismos.

¿Quién enseña al león o al oso a vivir? Ellos saben por instinto cuánto necesitan para vivir y simplemente lo hacen. Así el líder debe ir aprendiendo a través de su propia experiencia lo que necesita para lograr ser un excelente líder.

Tener talento de líder no nos garantiza que lograremos la Excelencia en este campo, de la misma forma en que un joven que tiene talento musical no tiene la garantía, por ese simple hecho, de que va a lograr la Excelencia. En ambos casos, hay que hacer que ese talento se desarrolle y se consolide a través del esfuerzo, la preparación y la perseverancia; en otras palabras, hay que pagar la colegiatura de la Excelencia, lo que significa que aun cuando todo el mundo tiene capacidad de liderazgo, muy pocos están dispuestos a pagar el costo para lograrlo. Para ellos es necesario aprender y capitalizar experiencias propias y ajenas y también desaprender algunas cosas que uno sabe pero que son erróneas.
Los líderes pueden llevarnos al éxito o al fracaso, a la prosperidad o a la ruina, a las prisiones o a la libertad. La historia de la humanidad es la historia misma de los líderes de todos los tiempos, y los líderes que trascienden positivamente son aquellos que han podido concebir y expresar las metas que elevan a la gente por encima de sus mezquinas preocupaciones.

Claro, los líderes de Excelencia no están exentos de peligros; tal vez los corran con mayor riesgo mientras más valiosos sean sus significados. Por ejemplo: Cristo, Gandhi, Martin Luther King y Abraham Lincoln fueron asesinados casi como testimonio del peligro mortal que significa el habernos revelado que podemos ser más grandes, mejores de lo que somos.

Los líderes de Excelencia son personas que reconocen que el poder radica en los demás, que en sus subordinados está la fuerza para llevar a la empresa al destino que ellos han elegido. El líder es técnicamente capaz; tiene un gran don de gentes que cautiva y entusiasma a sus seguidores; tiene una amplia visión conceptual y carácter muy bien definidos y escucha su voz interior. En síntesis, se expresa por  medio de sus obras, concientiza y reflexiona todo lo que hace aprendiendo de los buenos consejeros, y se entrega apasionadamente a un sueño por lograr.

Así como no se puede jugar futbol sin balón o portero, no podemos funcionar sin líderes y la calidad de nuestra sociedad depende de la calidad de nuestros líderes.

Existen tres razones básicas que justifican la presencia de los líderes en las organizaciones:

1.      Son responsables de la productividad; generan riqueza que les asegura su continuidad y desarrollo.

2.      Representan la guía a seguir, son el prototipo; marcan la conducta y el estilo que todos deben seguir.

3.      Mantienen la integridad corporativa, dan significado al trabajo; llenan un vacío existencial en el campo laboral manteniendo y salvaguardando los objetivos de orden superior y los valores corporativos.

El líder debe poseer una gran visión a largo plazo, visualizando los retos y metas a lograr a corto plazo. Desafortunadamente la mayoría de nuestros empresarios cree que las utilidades financieras son todo, lo único a lograr, y por esta falta de visión han estrangulado su propia organización a mediano plazo.

Finalmente puedo concluir que los líderes de Excelencia renuncian a la idea de ser administradores. Ellos no sólo buscan administrar eficientemente recursos materiales, financieros y humanos, sino que manejan capitales emocionales como son la lealtad, el amor a la camiseta, el optimismo, el compromiso, etcétera, y hacen una clara diferencia entre administrar y dirigir.


EL ADMINISTRADOR        
EL LÍDER

Es conservador
Es una copia
Mantiene lo establecido
Se concentra en sistemas y estructuras
Controla
Tiene visión a corto plazo
Pregunta cómo y cuándo
Su objetivo está en las utilidades
Acepta el status
Es un buen soldado
Hace bien las cosas
Se compromete de acuerdo a sus posibilidades

Es innovador
Es un original
Desarrolla nuevos caminos
Se concentra en las personas
Inspira confianza
Tiene visión a largo plazo
Pregunta qué y por qué
Su visión es conceptual
Desafía lo establecido
Es desobediente de orden superior
Hace lo que debe hacer
Intenta lo imposible
Es soñador
Es equilibrado





martes, 11 de octubre de 2011

NECESITAMOS LIDERES, NO JEFES

La autoridad estará en crisis cuando quien manda se contente con ser un administrador (jefe), sin tomar la decisión de convertirse en líder. Lo que necesita una nación o cualquier grupo, grande o pequeño, es tener al frente no a un oportunista arrogante, sino a un servidor sincero.
¿Qué diferencias existen entre el jefe y el líder?
1.    Para el jefe, la autoridad es un privilegio de mando; para el líder, un privilegio de servicio. El jefe ordena: "Aquí mando yo"; el líder dice: "Aquí sirvo yo"; el jefe empuja al grupo y el líder va al frente, comprometiendo con sus acciones.
2.    El jefe existe por la autoridad; el líder, por la buena voluntad. El jefe cree que es suficiente una investidura de mando conferida desde fuera para conformar a su gusto el pequeño planeta sobre el que impera. El líder no necesita exhibir ante sus súbditos credenciales de legítima autoridad; su empeño generoso, su dinamismo mágico y su actitud de entrega son las mejores cartas con que los seguidores se enteran de que tienen una autoridad que no necesita imponerse por argumentos externos, sino por ejemplos entrañables. La autoridad del jefe impone; la autoridad del líder subyuga y enamora.
3.    El jefe inspira miedo, se le teme, se le da la vuelta; se le sonríe de frente y se le critica de espaldas; tal vez se le odia en secreto. El líder inspira confianza, inyecta entusiasmo, envuelve a los demás en aires de espontánea simpatía, da poder a su gente; cuando él está presente fortalece al grupo. Si temes tu superior, es que tu superior es un jefe; si lo amas, es un líder.
4.    El jefe busca al culpable cuando hay un error. El que la hace, la paga. Sanciona, castiga, reprende, en apariencia pone las cosas en su lugar, cree haber arreglado el mundo con un grito y con una infracción, pero ha cortado la rama torcida. El líder jamás apaga la llama que aún tiembla, jamás corta el tallo que aún verdece; corrige, pero comprende; castiga, pero enseña; sabe esperar. Por eso no busca las fallas por el placer sádico de dejar caer el peso de la autoridad sobre el culpable, sino que arregla las fallas y de paso rehabilita al caído.
5.    El jefe asigna los deberes, ordena a cada súbdito lo que tiene que hacer: "A ti te tocó esta parcela de la izquierda, a ti, ésta de la derecha; ahora a trabajar y cumplir cada cual con lo suyo, mientras contemplo desde mi sillón cómo ustedes se movilizan y... ¡ay del incumplido!" El líder da el ejemplo, trabaja con los demás, y como los demás, es congruente con su pensar, decir y hacer; su deber es el propio de todos, va al frente marcando el paso.
6.    El jefe hace del trabajo una carga; el líder, un privilegio. Los que tienen un líder, pueden cansarse del trabajo, pero jamás se fastidian, porque el magnetismo del líder abre ventanas a los ideales que delatan la alegría de vivir, de trabajar.
7.    El jefe sabe cómo se hacen las cosas; el líder enseña cómo deben hacerse.
8.    Uno se guarda el secreto del éxito; el otro lo enseña, capacita permanentemente para que su gente pueda hacer las cosas con autonomía y eficacia. Uno no se toma la molestia de señalar caminos; el otro vive poniendo flechas indicadoras para lograr el éxito.
9.    El jefe maneja a la gente; el líder la prepara. El jefe masifica a las personas, las convierte en número y en fichas deshumaniza súbdito por súbdito hasta quedarse con un rebaño sin rostro ni iniciativa. El líder conoce a cada uno de sus colaboradores, los trata como personas, no los usa como cosas. Sabe que la comunidad no es una masa amorfa ni una colección de individuos en serie, respeta la personalidad, se apoya en el hombre concreto, lo dinamiza y lo impulsa constantemente.
10. El jefe dice vaya, el líder dice vayamos; líder es aquel que promueve al grupo a través del trabajo en equipo, suscita una adhesión inteligente, reparte responsabilidades, forma a otros líderes,  parte de los hechos y de la vida del grupo para llegar a los principios, consigue un compromiso real de todos los miembros, formula un plan de trabajo con objetivos claros y concretos, motiva permanentemente para que su gente quiera hacer las cosa, supervisa la tarea de todos y difunde siempre una mística, un ideal profundo, una esperanza viva, una alegría contagiosa.
11. El jefe llega a tiempo; el líder llega adelantado. Éste es el santo y seña del verdadero líder: "un pie adelante del grupo, una mirada más allá de los seguidores". El que ve más que los otros es un líder, el que profetiza y vaticina, el que inspira y señala con un brazo en alto, el que no se contenta con lo posible, sin con lo imposible.

12. Hace de la gente ordinaria, gente extraordinaria; la compromete con una misión y la amalgama en la fe de realizar un sueño que le permita la trascendencia y la realización; le da significado a la vida de sus seguidores, un por qué vivir, es un arquitecto humano.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Consolida tu liderazgo: 10 puntos clave para evaluar tus cualidades como líder



¿Eres de los que se dedican a formar seguidores, disfrutando de darles órdenes e indicarles qué hacer? ¿O eres de los que se esfuerzan en crear una cultura en el personal que les invite a crecer? La respuesta podría estar a un clic de distancia.
Durante el tiempo que llevas dirigiendo tu negocio, has hecho suficientes cosas para salir adelante. Estoy seguro que hay un gran orgullo en tu persona al haber avanzado hasta aquí, como también esa sensación y deseo de continuar luchando para lograr muchas más cosas y, por qué no, perfeccionar y engrandecer lo que ya tienes.

La cuestión aquí es ¿qué has hecho con la gente que te reporta? Me refiero a los detalles conscientes e inconscientes que han formado en ellos un estereotipo acerca de tu estilo de liderazgo.

  • Comunicar eficientemente tus instrucciones y lograr que la gente entienda tu mensaje, permitiendo con ello una ejecución que te deje satisfecho.
  • Comunicar eficientemente tu deseo de formar líderes y lograr que la gente entienda tu mensaje, permitiendo con ello un clima en que ellos aporten ideas del que te sientes satisfecho.
Diez puntos de evaluación
Imagina que alguien llegara y te preguntara acerca de tus resultados como líder. Aunque no adivino tu respuesta, puedo mencionarte que típicamente nosotros los gerentes nos sobrevaluamos o sobreestimamos nuestras capacidades.

En virtud de ello, te invito a que medites y contestes en tu interior tratando de evaluar desde la óptica y perspectiva de la gente que tienes a tu cargo. Usa la escala que desees, por que es importante que calcules tu calificación real respecto de la máxima posible.
  1. Me dedico a fomentar un entorno de ganadores, no solo de buenos resultados.
  2. Junto con mi equipo, me gusta analizar opciones, negociar y ponernos de acuerdo en cuanto al desempeño que espero de ellos.
  3. En muy pocas ocasiones ordeno a mi gente las tareas que deben realizar.
  4. Con mucha frecuencia solicito al personal me retroalimenten con sus ideas.
  5. Las charlas dentro o fuera del negocio, se centran principalmente en mi gente.
  6. Me identifico como un gerente – líder que facilita la comunicación en ambos sentido.
  7. Aunque importante, el resultado final no es la prioridad número uno en mi cabeza.
  8. Me dedico a comunicar sugerencias, permitiendo que mi gente decida qué hacer, en vez de dictarles órdenes.
  9. La gente que me reporta no me ve como alguien exigente (que se la pasa exigiendo), sino como alguien solícito (que solicita).
  10. Más allá de crecer y obtener mejores premios individuales en mi persona, me preocupa en gran manera la manera en que trabaja y se desarrolla la gente a mi cargo.
Las acciones que ellos ven, servirán de pauta para que solo obedezcan (aunque no estén de acuerdo) o sean parte activa de propuestas que sean de beneficio para todos.
Premisas y resultados
Todavía recuerdo que en el área de operaciones de cierta empresa, después de la natural curva de aprendizaje de mis colegas, al jefe se le ocurría llevárselos cuando estaban rindiendo mejores resultados. Esta situación se presentaba periódicamente, lo cual, a fuerza de ser honesto, incomodaba por la frustración que representaba volver a iniciar con otros candidatos.

Si bien resulta obvia esta consideración, hay que dejar patente que la mayor actividad del líder y el reto más importante que tiene es la de formar nuevos líderes, no crear seguidores. Fue hasta que hubo el pleno entendimiento en el privilegio que se tenía de ser una escuela de formación interna, para luego exportar gente a otras áreas de influencia, que se realizaba con gozo esa labor de preparación de gente con iniciativa.

Complementariamente, entre líneas en las diez afirmaciones previas, seguro has percibido algunos otros elementos adicionales:
  1. El líder tiene el compromiso moral de crear un entorno que facilite una cultura de crecimiento.
  2. En esas circunstancias, el líder se desempeña como un guía, un mentor, un tutor.
  3. La gente que está alrededor, trabajando con este tipo de liderazgo, tiende a volverse líder.
  4. Mucho de lo anterior, es consecuencia natural en virtud que el líder se encarga de promover que otros compartan ideas y sugerencias diversas, aquilatando la experiencia y conocimiento que el personal a su cargo va adquiriendo en sus funciones.
  5. Otro resultado derivado del anterior, es que los colaboradores van desarrollando su creatividad, gracias a que han encontrado la ruta para involucrarse en proyectos, más allá de solo realizar actividades.
  6. El desarrollo y experiencia que van asimilando en ese proceso, les permite a su vez, llegar a ser tutores de más gente.
Tus resultados como líder estarán directamente relacionados en las premisas y paradigmas que giran en torno de tu cabeza. Alguna vez un industrial oriental afirmó que “un paso dado por cien personas, es mejor que cien pasos de una sola persona”. ¿Qué opinas? ¿Qué piensas al respecto?

Más allá de otros elementos a considerar en el ejercicio del liderazgo (Posicionamiento, Planeación, Trabajo en equipo, Manejo de conflictos y Motivación, por mencionar algunos) te invito a que consideres seriamente en no caer en el riesgo de saborear el control de tu negocio, si esto impide que sirvas de catalizador para el crecimiento y desarrollo de quienes comparten contigo el sueño en tu empresa.

Te deseo mucho éxito, y que tu preocupación por lograr identificar y trabajar en gente con potencial, rinda frutos de productividad y rentabilidad en tu organización.
Es muy probable que quien ha alcanzado los logros has sido tú. Pero una vez que se llega a este punto hay dos posibilidades:

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Diez habilidades para desarrollar tu liderazgo: un líder no nace, ¡se hace!

Si te preguntas cómo optimizar el engranaje que has creado para lograr las metas de tu negocio, aquí ponemos a tu consideración diez habilidades a desarrollar en tu persona, para que con el equipo de trabajo que has formado, logres los resultados que has soñado desde la fundación de tu empresa. ¡Practica y domina el liderazgo en los negocios! Compartir 
Como empresario o empresaria tienes un sueño, y lo persigues a través del negocio que has iniciado. Seguramente, como a mí, se te ha presentado el pensamiento de que muchas cosas serían más sencillas si las hiciéramos nosotros mismos.
Pese a ello, la labor de liderazgo implica entre otras cosas, la capacidad de mantener coordinada a la compañía para no sólo sobrevivir, sino mantenerla a la cabeza de la competencia. Además, tienes el reto de lograr que las relaciones, operaciones y transacciones entre las diferentes áreas (comercial, operativa, administrativa, etcétera) sean eficaces y rápidas.
Más allá, cuando la estructura de tu negocio crece, debes lograr que cada líder se mantenga con una amplia perspectiva del negocio y sus objetivos, así como de las limitantes y problemas relacionados interna y externamente con la empresa; para que puedan actuar adecuadamente en su función y juntos lograr el éxito que esperas y visualizaste previo a la fundación de tu negocio.
Para que permanezcas en la ruta del éxito junto con el equipo que te acompaña en la aventura que has emprendido, comparto contigo diez habilidades sustantivas a desarrollar y mantener en forma.
Claridad del negocio y posicionamiento Esto implica dos aspectos importantes. Así como se diferencian Wal*Mart® de Comercial Mexicana®, y McDonald’s® de Burger King®, debes asegurarte de crear y mantener una idea clara y atractiva para tus clientes y que te distinga ante ellos. Adicionalmente, tu función de líder obliga a asegurarte que la idea central de tu negocio permanentemente sea vigente y funcione para tus consumidores. Esto te permitirá mantener el posicionamiento adecuado de tu negocio en la mente de los compradores potenciales cuando requieran el producto o servicio que ofreces.
Planeación y adaptación. Desde mi perspectiva, planear es prever el futuro en vez de padecerlo. Reflejarás tu habilidad de liderazgo al monitorear y adelantarte a tu competencia. Estar al pendiente de cualquier cambio en la tendencia de las necesidades, deseos o hábitos de clientes actuales y potenciales, te permitirá planear los ajustes convenientes, manteniendo vigente la idea central de tu negocio, mientras tu personal se mantiene en la línea que estableces.
Desarrollo del personal. El ejercicio efectivo de tu liderazgo se ve reflejado en las oportunidades de crecimiento y desarrollo que proporcionas a tus empleados. Por obvio que parezca, no basta con tener el tan necesario documento llamado “descripción de puesto”, sino también contar con el complementario, llamado “perfil de puesto”, en el que indicas los requisitos esenciales para que una persona tenga éxito en una función. Combinando esto con los talentos de cada individuo que colabora contigo, facilitarás la mezcla persona – puesto y facilitarás su crecimiento.
Trabajo en equipo. Se oye bien, pero no siempre se desarrolla así. El fruto de tu esfuerzo como líder se ve reflejado en el manejo de capacidades y talentos de tu personal, a la par que logras que sean capaces de trabajar en equipo. Como bien estás advirtiendo, implica discernir hasta dónde cada uno está dispuesto a dejar a un lado sus intereses particulares y reemplazarlos por los intereses del equipo (es decir, tu empresa).
Administración de la información. Contar con un buen equipo es esencial, sin embargo, tu labor de líder habrá de fomentar el libre flujo de datos e información, alentando la aportación de ideas. Tu liderazgo determinará las formas y mecánica para que sean analizadas, implementadas, reconocidas y recompensadas. Los resultados los verás reflejados en el análisis, adaptación de conductas y toma de decisiones con información oportuna y de calidad.
Establecimiento de metas y objetivos. Si planeas, entonces determinar objetivos realistas y alcanzables no será mayor complicación. Con esto evitarás lo que muchos jefes hacen al fijar la meta del año por venir, agregando solamente un “factor” incremental a la cifra del año pasado. Tu habilidad para identificar tendencias, y actuar en consecuencia, te permitirán aquilatar las oportunidades y atacar las amenazas del entorno, de tal suerte que la capacidad de tu gente las transformará en éxitos reales.
Fijar prioridades. Es muy frecuente que las empresas pequeñas y medianas, en proceso de crecimiento, se vean invadidas por tareas y actividades de corto plazo, sin que se preocupen u ocupen de atender lo estratégico. Tu liderazgo permitirá filtrar la carga de trabajo operativa en exceso, para que tu equipo se mantenga enfocado y operando en las prioridades de primer, segundo y tercer orden que hayas identificado – determinado.
Negociar y manejar conflictos. Autoritario o humano, flexible o rígido, son características de tu persona que no harán que dejen de presentarse objeciones o cuestionamientos de quienes trabajan para ti. Un buen liderazgo implicará definir una ruta para comprender y resolver las preocupaciones legítimas, consensarlas y tratar asertivamente intereses de grupos o áreas distintas. Adaptarte facilitará lograr mayor efectividad en el ejercicio de los estilos de liderazgo que sean necesarios.
Motivación. Con varias teorías de apoyo, la gran habilidad de tu liderazgo facilitará que la gente en tu empresa comparta a lo larga del tiempo los valores, objetivos e idea central del negocio. Esto contribuirá a que tengan encendida esa llama interior que les motivará a caminar la milla adicional que tanto requieres para exceder las expectativas de tus clientes.
 Retroalimentación. Recuerda, no basta sólo con darles tareas variadas a tu personal, ni ayudarles a que se identifiquen con esas actividades, ni que entiendan el significado esperado de sus resultados, o que tengan autonomía suficiente para realizarlas, lo que enriquece el trabajo de tus colaboradores. Hay una quinta dimensión que se llama retroalimentar objetivamente. Asegúrate de ser un líder que corrige percepciones incorrectas, y que promueve acciones correctivas oportunas.
La clave de lo anterior es mantenerte con una mentalidad abierta que te permita ser receptivo respecto de lo que sucede en el entorno, en el interior de tu negocio y en los pensamientos, habilidades y pensamientos de tu personal.
No te desesperes, la mejora en aquellos puntos que necesites optimizar no surge de la noche a la mañana; no en balde, se dice que los verdaderos líderes tienen la disciplina y compromiso necesarios para perfeccionarse continuamente. Te felicito de antemano, porque si mantienes tu actitud de escuchar, reflexionar y practicar, estarás orgulloso de decir que has logrado dominar el saber del liderazgo en los negocios.